EL ECO DE TU VIDA
08.06.2012 16:39
Depende de cómo te estés viendo, será la forma en que te vean los demás
CZY
Regularmente cuando comenzamos una consulta con alguien nuevo escucho cosas como ¡es qué no sirvo para nada! ¡Soy un desastre! ¡Todo lo que hago son estupideces!, etc., son pocas las veces en que escucho a alguien decir cosas positivas sobre ellos, cuando sucede esto (que hablen bien de ellos mismos) entonces me pongo muy alegre.
Estamos tan contaminados con la idea de que no servimos que al final del tiempo seguimos trayendo el lastre de ¡somos unas porquerías de seres humanos!
En el consultorio la finalidad es que los clientes o los pacientes sean cada vez mejores, algunos creen que lo que hacemos sólo les sirve para ser restaurados o aliviados, pero en CANAH tratamos de hacer la sanidad, que es lenta pero mortal.
Dice un dicho clínico “dime cómo ves a tu paciente y te diré que tipo de terapeuta eres”, algunos ven al paciente como si fueran enfermos, es más, algunos dicen es neurótico, es alcohólico, es drogadicto, es histérica, pero en realidad este término es errado, en realidad ellos no son, ellos tienen una enfermedad, una patología, el ser y el tener son dos cosas diferentes.
El ser tiene que ver con la esencia de las personas, y el tener tiene que ver con lo que ellos adoptaron.
Ellos son seres de luz, sal de la tierra, etcétera, sí claro, algunos tienen patologías, enfermedades, pero eso se quita, cómo, comenzando a hablarte de manera diferente, comenzando a quererte tal y como eres.
Cuando cambiamos nuestras mentalidades cambian nuestros estilos de vida, cuando nuestros hábitos de cercenarnos cambian a construirnos entonces las cosas cambian para todos, especialmente para uno.
Pedro el apóstol de Jesús, se llamaba piedrecilla (en arameo), pero Jesús le cambio el nombre a Cefas (hebreo) que quiere decir roca, o Jacob que quiere decir “el que suplanta, el que pone zancadilla, el tramposo”, Dios se lo cambio por Israel que quiere decir “el que pelea junto y de la mano de Dios o Príncipe con Dios”.
El cambio de nombre en estos casos podría resultar algo absurdo, pero es real, a estos personajes les impactó mucho su nombre, cuando éste era pequeño así se comportaban, en el momento en que ellos fueron afectados con el nuevo entonces les fascinó y los hizo ser diferentes y poder hacer cosas diferentes.
Durante mucho tiempo a mi me decían “el loco” porque hacia muchas locuras, ahora me dicen “pastor” porque pastoreo, aunque sigo siendo muy loco, la locura de ahora es una locura que invita a construir un mundo mejor, un mundo en donde todos y todas quepamos.
Cuántas veces te han dicho que no eres aceptable, que eres de segunda mano, que lo que hagas no prosperará, te tengo una noticia, eso es mentira, eso no es cierto, no sé quién es más tonto si los que te lo dijeron o tú que te lo creíste. Tú eres el hijo o la hija amada del creador en ti se complace.
Las veces que tú te repites lo inútil que eres, serán las veces que el pensamiento te lo dirá, y ya qué, el pensamiento muchas de las veces es muy enfermo te taladrará durante los siguiente años, debes cambiar la idea que tienes de tu persona eso salvará tu vida, tu forma de verla y sobre todo tu manera de caminar en ella.
Regularmente camino por la vida con la idea de hacer que toda persona que se acerca a mí en el día se vaya mejor de como llegó, y sabes, por lo regular lo consigo.
Los pacientes que llegan y se hacen garras interiormente lo que necesitan es una dosis de verdad, una dosis de exaltación, no quiere decir que debemos tapar nuestros errores, quiere decir que debemos aceptarlos, no podemos cambiar el mundo, pero jura que puedes cambiar tú mundo, puedes hacer que tú te sientas mejor.
Los ecos que soplan en tú oído muchas veces son lacerantes, te dicen, ¡recuerda tu pasado, siempre fuiste malo, todo lo hacías mal, nadie te estimara por eso, ese error será recordado toda la vida, etcétera!, es posible que te hayas equivocado, pero ¿quién no lo hace?, quién esté libre de pecado que arroje la primera piedra.
Las cuentas no se pagan de esa manera, al menos las cuentas tuyas no te las debes cobrar de esa manera. Hacerte daño sólo ocasiona que estés cada día más enojado contigo y por supuesto con la vida.
Dónde están las ganas de ser diferente, de caminar diferente, de creer que puedes hacerlo. Basta de creer que nada saldrá como tú quieras, saldrá todo bien si tú quieres y te das la oportunidad de ser diferente y de enseñarte a ser diferente.
El pensamiento pasivo es uno de los más difíciles de quitar y de lo más castrantes, pero también existen otro tipo de pensamiento que cuando se ejercitan entonces toman fuerza y te darán poder.
Que no podrás hacerlo, no te hagas caso y dite ¡claro que podré!, date fuerzas a ti mismo, nadie como tú para hacerlo, no importa cuántas veces te tengas que levantar, hazlo, porque eso te dará poder, fuerza, energía para seguir, pero sobre todo, te dará estima.
La vida te tira, tú debes levantarte, la vida te escupe, debes continuar, no importa lo que los demás digan de ti, importa lo que tú dices de ti ahora, no mañana, hoy, no ayer, sino hoy.
Se cuenta que un día salieron a escalar a la montaña un padre con su hijo, éste caminaba con mucho ímpetu y de repente, en un momento, sin darse cuenta, cayó a un peñasco que estaba a unos metros debajo.
El niño comenzó a llorar, le dio miedo y entonces gritó “ayuda, alguien que me ayude”.
Entonces escuchó alguien que dijo: “ayuda, alguien que me ayude”.
El niño consternado dijo: “quién anda ahí” y entonces oyó una voz que le dijo “quién anda ahí”.
Entonces se molestó y gritó, ¡deja de jugar, tonto!, y volvió a escuchar ¡deja de jugar, tonto!
Más molesto aún le gritó, ¡cobarde, da la cara! Y la voz contestó: ¡cobarde, da la cara! Al instante salió el padre y le ayudó a levantarse y le dijo ¿qué pasa? El niño respondió, alguien hablaba conmigo el padre le dijo: eso se llama eco.
Escucha y entonces gritó: ¡eres un vencedor!
La voz resonó de vuelta y dijo: ¡eres un vencedor!
El padre volvió a gritar ¡podrás lograr lo que quieras!
La voz volvió a resonar ¡podrás lograr lo que quieras!
Entonces el padre le dijo a su hijo, a eso le llaman eco, pero algunos preferimos decirle vida.
Pregúntate ¿qué le estoy gritando a mi vida, qué mensaje le envío sobre mi?
Ojala sea una respuesta que te dé más fuerza, pero en caso de que no sea de esa manera no te preocupes, hoy puedes comenzar de nuevo y gritar, ¡soy un vencedor y todo lo que me proponga lo lograre.
Recuerda, el eco de tu vida es el sonido de tu interior, si el eco esta distorsionado, no te preocupes, ocúpate en cambiarlo.
Pbro. Marco Antonio Meza-Flores
Teólogo y Psicólogo Clínico
Director de CANAH
reverendo_czy@hotmail.com
