ESCUCHAR ES AMAR
08.06.2012 16:41
No amamos a la persona que habla bonito, sino a la persona que escucha bien… el arte de amar y el de escuchar están íntimamente ligados.
Rubem Alves
Me preguntaron ¿Qué es el amor? Respuesta compleja, pude decir y conteste, podría decirte ¿qué no es el amor? Pero decir qué es, resulta complejo, ¿por qué? Desde la óptica de quién o de qué, desde el punto de partida de qué persona, desde qué lugar y contexto, se me viene tantas preguntas a la mente y pocas respuestas.
Opte entonces por decir lo que yo creo, amar no es una emoción, las emociones son neurotransmisores, amar no es un simple neurotransmisor. Amar no es un sentimiento, los sentimientos es lo que sentimos gracias a esos neurotransmisores, entonces desde mi pequeña perspectiva y visión tan corta, creo, con firmeza, que el amor es una decisión, aunque tiene las primeras dos cosas (emoción y sentimiento), sin embargo, es la decisión la que se lleva el galardón.
Pero entonces pensé, y bueno, Alves me dio un gran empujón, escuchar es amar. Es increíblemente hermoso saber el significado de escuchar, escuchar es muy diferente a oír, uno oye de manera pasiva, es decir, cuando uno oye los sentidos están completamente dormidos y por eso no pone atención a lo que el otro o la otra dice.
Escuchar es completamente diferente, esto tiene que ver con acción, es por eso que escuchar es activo.
El que habla y no escucha es simplemente una persona que no está acostumbrada a amar. Por eso la idea de tener una boca y dos orejas, es decir, la idea de escuchar el doble de lo que hablamos, y no la de oír, pues si oímos entra por una y sale por la otra.
Me gusta mucho la descripción que dice Alves sobre hablar. Él comenta que la palabra habla (fala) trae ecos del término falus: algo que sale, se alarga y busca un orificio a donde entrar, en este caso sería el oído.
Es decir “hablar” pareciera que es más masculino, esto no quiere decir que escuchar es femenino, sino que hablar habla de control, manipulación, de distorsión mental, de poder, mientras escuchar es pasivo, habla de sumisión, de control mental, de darse.
Entonces podríamos preguntar, ¿cuántas parejas escuchan a su par? Pocas, en realidad casi ninguna, escuchan lo que ellos o ellas quieren escuchar, no lo que el par les dice, con la idea y el prejuicio de “dime te escucho” creemos que verlos y estar en silencio es poner atención.
Algunos (como yo) tenemos la mala tendencia de perfilar a las personas, eso de perfilar es complicado pero divertido. Para no confundirte, deja te explico que es perfilar, el cuerpo no puede esconder lo que siente, aunque nosotros queramos cubrirlo o esconderlo, el ser no está hecho para mentir, nuestro consciente es una herramienta atroz si no le damos mantenimiento.
El Inconsciente es una bóveda donde se guarda todo, bueno y malo, recuerdos dolorosos o muy agradables, el inconsciente es un lugar en donde nosotros almacenamos aquellas cosas que no queremos recordar y aquellas que son lindas pero que se quedan allí, como recuerdos tapados. La forma de sacarlo es a través de sueños, hipnosis y actos fallidos.
El preconsciente es un lugar de donde podemos sacar lo que queramos con más facilidad, el recuerdo es más rápido de encontrar, es como un almacén más pequeño y al que tenemos más acceso, el archivo está allí, sólo hay que ir a tomarlo, es el trampolín del inconsciente para que el consciente sepa lo que él primero quiere decirle.
El consciente es la mente normal, nosotros no pensamos, aunque algunos quieran presumir de eso, el pensamiento es algo natural, nosotros no lo buscamos, simplemente llega cuando lo necesitamos y se acabo, es decir, se da, muchas de las cosas las hacemos por automático porque ya se pensaron y llegaron a la acción, pero después se ponen en piloto automático y ya no necesitamos pensar para hacerlas.
Perfilar es comprender que sólo el 7% de lo que piensas lo dices a través de las palabras (consciente) el otro 93 % lo haces a través de tu cuerpo (pre e inconsciente), para hacer esto se necesita más que empatía, se necesita aprender a agudizar los sentidos y dejar que ellos se desarrollen.
De allí que no pongamos atención a lo que los demás nos dicen, tenemos la leve tendencia a oír, pensar es una acción hecha por el cuerpo de manera automática y nos ayuda a escuchar, escuchar es activo, el cerebro se activa y abre los demás sentidos y éstos al abrirse pueden hacer lo que se supone deben hacer, tomar acciones o manos a la obra.
Alguien me dijo hace poco “cada quien percibe las cosas de manera diferente”, yo le conteste, eso es cierto, pero mira, si yo te pido unos huevos divorciados, quiero unos huevos divorciados, no los quiero cocidos, ni los quiero a la mexicana, quiero que sean divorciados, si tú haces lo común, percibes, piensas: “él quiere unos huevos divorciados, como no sé hacer los huevos divorciados, le hago unos a la mexicana para no quedar mal con él, total, lo que él quiere son unos huevos”.
Después que me los has dado y que me enojo tú me preguntas ¿por qué te enojas?, simple, “yo pedí huevos divorciado tú me haces unos a la mexicana”, sólo porque percibiste que quería huevos, entonces ¿para qué preguntas? Si harás al final lo que tú quieras, ¡deja de ser amable!, lo mejor es decir ¡No sé hacer los huevos divorciados, podría ofrecerte otra cosa! Entonces hay diálogo, hay escucha.
Ejemplos como esos son muchos, las parejas no escuchan el sentir del otro porque las palabras, el ruido, los recuerdos, el pensamiento pasivo etc., los aturden y mejor adivinan lo que quieren. Por ejemplo: van a ir a una velada de amigos, la mujer se pone hermosa para salir con su compañero y éste le dice, ¡tanto para eso, te tardaste 30 minutos y vamos tarde!, la mujer pone cara y se sube al auto con su carota (como le dijera el varón) y cuando llega a la velada tiene que sonreír y todo el show hipócrita que sabemos hacer, al final del día llega más tranquila, se divirtió pero todavía le pesa el que su galán no le haya dicho “te ves hermosa, bonita, guapa o algo lindo”, ¿qué paso?, nunca se comunico, dio por hecho que él tenía que decirle algún piropo, pero no se da cuenta que él es un retrasado del diálogo y por eso está idiota y no ve con el alma sino con los ojos, por eso no ve bien.
Es posible que las cosas hubieran cambiado si ella le dice ¿no te gusta cómo me veo?, ¡me arregle para que me dijeras que estoy bonita!, si el tipo está ciego o es imbécil (muchos lo son) no verá lo que su pareja necesita, en caso contrario, sino lo está, parara el problema allí, y dirá ¡lo siento, te ves hermosa, sorry por no decirlo a tiempo, mamita! O algo así, a veces el silencio no siempre es la mejor respuesta.
Escuchar es algo activo, algo que te lleva a dejar que tus sentidos realicen actividades de liberación del ser, el escuchar al otro o a la otra se hace rico cuando los dos se dan para crecer y para hacer el amor en todo lo que se hace, se necesita escuchar, pero cuando el otro sólo hace ruido, lo mejor es huir.
De qué huir, del ruido ensordecedor. El ruido no es gritar o llorar simplemente. Los ruidosos son personas controladoras, personas que les gusta que las cosas se hagan como a ellas les place y como ellas dicen, de esos hay muchos en la tierra.
A los ruidosos todo les molesta, el aire, el sol, la sombra, el calor, el frio, todo, les molesta que respiren los demás, que los demás no hagan lo que ellos quieren, pues eso les da coraje, les da coraje sentirse sin control, sin poder.
Los ruidosos no quieren encontrar un por qué de las cosas, pero quieren imponer sus “porque a mí me gusta, porque yo quiero, porque así lo siento” (que también puede ser negativo, a mi no me gusta, no quiero, no lo siento), los ruidosos pueden ser padres, hijos, parejas, amigos, huye de ellos pero no te olvides de amarlos.
El amor es escuchar porque en el diálogo se dan las formas más claras de entender el mundo del otro, pero no es sólo entenderlo, se trata de vivir sin justificar al otro, de caminar sin señalar, de procurar sin esperar nada.
El escuchar es amar y comienza con uno, ahora la pregunta de los mil millones, ¿te escuchas a ti cuando tu cuerpo te dice, ¡descansa, estoy cansado! O te dice ¡No más fiesta mejor duérmete! Y le dices, ¡Aguántate un rato más! Si haces eso, comienza a ejercitar a tu ser y escuchar tu cuerpo, porque será imposible que puedas escuchar a los demás cuando no puedes escucharte a ti y recuerda que amar es escuchar y escuchar es amar.
Pbro. Marco Antonio Meza-Flores
Teólogo y Psicólogo Clínico
Director de CANAH “Un lugar de esperanza”
reverendo_czy@hotmail.com