DEJARTE CAER
08.06.2012 16:36
El que tiene un por qué para vivir puede soportar casi cualquier cómo.
F. Nietzsche.
Entre más grande la prueba, más glorioso es el triunfo.
En el consultorio más de una vez he escuchado la frase de “¡me siento peor ahora que estoy en consulta!”, algunas personas llegan a consulta esperando que uno les ayude y eso hacemos, pero cuando se dan cuenta del costo (que no tiene que ver con lo económico) entonces es cuando comienzan las quejas.
Cuando uno comienza las sesiones debe tener en claro que el paciente o cliente por lo regular está perdido de él o ella mismo, parece tonto lo que escribo, ¿cómo se pierde uno de uno? Sencillo, se deja de amar, se deja de decir lo maravillo que es, lo hermoso que Dios lo ha hecho, se descuida y el cuerpo lo manifiesta a través del rostro y cuando es más grave a través de alguna enfermedad, desde gripa hasta cáncer.
Las personas se sienten peor porque se están encontrando y el mentado “contrato social” que desarrollan va desapareciendo lentamente, es decir, comienza el ego maligno a disolverse y el benigno a surgir desde adentro de ellos mismos y eso despierta los sentidos y claro que esto duele.
Me ha tocado tener pacientes que no hacen lo que uno les dice que deben hacer como tarea, es decir, parece ser que ellos creen que uno les pone cosas para molestarlos, o con la premisa de ¡no me gusta! O ¡No lo creo!, se escudan y no se dan cuenta que en realidad es su gran ego maligno el que no los deja caminar.
Hay que aprender a menguar para poder crecer, muchas veces les dije a mis estudiantes que el dolor se debe disfrutar, pero a veces los costos son muy altos, y cuando comienza el goce del dolor (que es en realidad un oxímoron), muchos no lo entienden.
Ceder es creer y creer es crear, algunos son como Santo Tomas ¡hasta no ver no creer! Y por eso nunca creen, porque su ego maligno los tiene tan inmersos en sus vidas llenas de paradigmas y cerrados a las nuevas visiones, que cuando llega la felicidad no la ven pues los postulados ya impresos en sus mentes son más fuertes.
Mientras que otros por otra parte están tan distraídos con los deleites del placer y el degusto de la vida, que cuando llega la responsabilidad huyen y mejor se hacen patos y viven una vida llena de infantilismos y retrogramientos hacia el ello mal enfocado.
Los menos son aquellos que se arriesgan y a diferencia de algunos nadan contracorriente en el plano social y se presentan a favor del curso del ser, del universo mismo, pues se equilibran, se estabilizan y se complementan, como dijeran los pensadores, ¡el universo mismo se concentra en hacerte feliz! ¡Deja que haga su trabajo!
Qué es lo difícil de esto, ceder, dejarte caer, comenzar a entender que hay cosas que son así porque son así, y hay cosas que puedes cambiar pero debes querer, esconderte no es la respuesta, dejar de comunicarte tampoco, la soledad es muy buena, pero cuidado, tanta soledad te vuelve frío, hosco y hasta mal encarado. Todo en exceso es malo.
Dejarse caer es confiar en lo inconfiable, es ver de pie al invisible, es comprender que más allá de tus fuerzas y tus conocimientos hay un ser superior que se deleita al verte y se deleita más cuando tu puedes verlo a él o a ella.
Dejarte caer es pensar que sólo pueden suceder dos cosas, 1) o él/ella te estará esperando para sostenerte o; 2) Te va a enseñar a volar.
Dejarte caer es creer que no eres un muñeco hecho en serie, sino hecho en serio y entonces disfrutar de los deleites de la vida o del dolor pero con responsabilidad, siempre he pensado que es bueno caer, pero creo que no es bueno quedarse tirado toda la vida.
Muchos de nosotros no nos dejamos caer por dos cosas: 1) miedo; 2) control.
¿A qué me refiero?, sencillo, por una parte tenemos miedo de lo que pueda suceder mañana, qué tal que no haya nadie para levantarme, qué tal que me señalen, qué tal que no se haga como yo quiero; y por el otro; control de la situación, desde pequeños nos enseñan a controlar las cosas que están a nuestro alrededor, a las personas, a las circunstancias, nos dicen ¡tú eres dueño de tú futuro!, pero no te dicen ¡disfruta el hoy, el aquí, el ahora!, entonces crecemos con la idea absurda que las cosas se hacen pensando en el mañana y cuando nos damos cuenta se nos fue el hoy.
Precisamente eso es dejarse caer, “estar quietos y ver que yo soy Dios” reza una parte de la Biblia, es interesante, pues “la quietud es el lenguaje de Dios, el bullicio es sólo eso ruido”.
Estamos tan inmersos en problemáticas, económicas, amorosas, estudiantiles, profesionales, de amistad, de relación, familiares, espirituales y sobre todo existenciales que cuando tenemos la oportunidad de “dejarnos caer”, mejor esperamos el siguiente año, la siguiente visita de la felicidad, ¡hoy no puedo posiblemente mañana!
Mi padre siempre me dice “recuerda Tony, el tiempo no perdona”, pasaron tantos años para que comprendiera está frase, con la idea de que tenía una vida que planear se me fueron muchos años, y cuando pensé que ya estaba todo escrito para lo que venía, ¡pum!, cambio la historia y me echo a perder mis planes.
Cuando comencé a rendirme comencé a descubrir que hay un ser fantástico dentro de mí, una persona fenomenal, alguien que no conocía, se llamaba Marco Antonio que quiere decir Marco = hombre combativo y Antonio = el floreciente y el defensor, en totalidad son defensor y combativo y al final florezco o renazco.
Desde ese momento le prometí no volverlo a dejar, no volver a dejar que nadie en el planeta lo lastimara, menguar para que él creciera, fue fenomenal, deje de pensar en qué va a pasar mañana, qué me depara la vida, etc., ahora vivo intensamente el hoy, ahora vivo conmigo y me acepto a mí, sé que algunos que han caminado no entienden muchas cosas, como el por qué me deje sentir dolor, por qué me abandoné a mí mismo, y hoy creo que la respuesta es fácil, quería saber que se siente estar sin ti después de por muchos años no haberlo hecho y quería saber si podría reencontrarme y miren ¡si de puede!
No esperes a estar enfermo, viejo, cansado, a tener una pérdida para despertar en ti, no es así, o mejor dicho, no debe ser así, déjate caer, total que es lo más malo que pueda pasar, si mueres estarás en la presencia del ser más maravilloso que existe sobre la galaxia “el creador” y tendrás a la mejor compañía ¡a ti mismo!, arriésgate y déjate caer, lo mejor de esto es que nunca estarás solo siempre estarás contigo y ahora me tienes a mí y a otros que al final nos dejamos caer y triunfamos.
Con amor.
Pbro. Marco Antonio Meza-Flores
Teólogo y Psicólogo Clínico
Director de CANAH “Un lugar de esperanza”.
reverendo_czy@hotmail.com